domingo, 25 de agosto de 2013

"Mi jefe me da de comer"

 

"Mi jefe me da de comer". Cuando oigo la frase que antecede, recuerdo la genial escena de la película "Tiempos Modernos" de Charles Chaplin, en la que el dueño de la fábrica utiliza al protagonista de conejillo de indias para probar una maquina que automatiza la alimentación del obrero, sin que este tenga que moverse de su puesto de trabajo. Probablemente -quizás esté equivocado- el humor con el que el cómico enfrenta la posibilidad de que te alimenten como a ganado, sin ausentarte de tu lugar en la cadena de producción, diluye en cierta medida la carga de dramatismo que la situación encierra. En varias ocasiones, cuando he trabajado en clase,  con los alumnos de 4º de la ESO, el tema de la revolución industrial y el nacimiento del movimiento obrero, he puesto esta cinta (o al menos su, en mi opinión, magnífica primera media hora). Los alumnos se ríen, yo también lo hago, al igual que en una escena posterior donde se refleja el estrés alienante, que lo lleva a enloquecer, de apretar tornillos sin pausa. No obstante, temo que la risa vele el poso de amargura y malestar, la enorme carga crítica que esas dos escenas contienen.
Sí, nuestros jefes probablemente querrían darnos de comer, automatizarnos, si eso supusiera que aumentara nuestra productividad. La película de Chaplin es de 1936, tiene casi 80 años. Me imagino que en esa época, cuando un trabajador avizoraba el siglo XXI (pongamos por ejemplo el año 2013), pensaba en una sociedad en la que el avance tecnológico libraría a los trabajadores de buena parte de su "esclavitud", ayudando a reducir las jornadas laborales y las desigualdades sociales (las ocho horas es una reivindicación del siglo XIX, de hace 150 años, en la que nos quedamos estancados, ¿se ha multiplicado la capacidad productiva por el boom tecnológico en este tiempo?). Sin embargo, tanto jornadas como desigualdades, aumentan, aunque paradójicamente el trabajo disminuye por el desarrollo tecnológico ya citado. Con la disminución del trabajo mengua también la conciencia y la unión de la clase trabajadora, pues cada vez más el miedo es el ominoso señor que preside la mesa de las relaciones laborales. El otro trabajador deja de ser mi compañero de desdichas y luchas y se convierte en mi "enemigo" frente al señor que "me da de comer".
Lo he dicho en alguna ocasión, y lo reitero, nada es más libre y humano (bien lo sé yo que voy sobrado de ellos) que el temor. Y el miedo a ver que un día no tienes trabajo, y que pasa un mes y otro y otro, en una pérfida cuenta atrás, y que un día se acabará el seguro de desempleo y que tu horizonte, con suerte, pueden ser 450 euros, debe ser atroz. Sin embargo deberíamos intentar que no nos atenacen el pensamiento. Salirnos y  ayudar a otros a salir -hablando, debatiendo el cualquier lugar que se tercie- del redil ideológico donde, apretujados, nos miramos con desconfianza, y cuya máxima más perversa es el título que encabeza este texto.
Una pregunta muy simple, incluso idiota: si mi patrón me da de comer, ¿por qué el día que hago huelga no me paga la comida? Ustedes me contestarán: ¡coño, es que ese día no trabajo! Pues eso.
 

1 comentario:

  1. Hay algunos tópicos que de tan repetidos parecen verdades absolutas.

    Uno de ellos reza: " los empresarios son los que crean empleo". Pero para crear empleo hay que crear los medios de trabajo para que la empresa sea posible. Y hay que crear el salario para que la empresa y los puestos de trabajo sean posible. Y hay que preguntarse:¿ quien crea los medios de trabajo y el fondo de reserva para la existencia de los trabajadores?. Para que el tópico sea verdad habrá que decir que son los empresarios. Pero hoy no hay ningun empresario que arriesgue su propio dinero, sino que lo que arriesga es el ahorro social, el ahorro de todos los pequeños ahorradores; eso es lo que está poniendo de manifiesto la crisis.

    Además que desde el socialismo queremos una sociedad de emprendedores. Queremos una sociedad de buenos empresarios. Pero aquí hay que distinguir entre el empresario y el propietario de la empresa. Y lo que queremos es que no haya ningún propietario inmensamente rico. Que una empresa de la que dependa la economía de todo dependa de su egoista voluntad. Por lo tanto debe ser un tirular permanente: " Hay que limitar la riqueza privada, hay que acabar con la libertad de propiedad sobre grandes medios de producción social"

    Hay que decir repetidas veces hasta que se nos convierta en un tópico: la riqueza la crean los trabajadores. Y entre los trabajadores están los emprendedores. Y no hay derecho que los grandes propietarios ahoguen a los emprendedores y estrangulen a los emprendedores.

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