jueves, 30 de mayo de 2013

Beatriz


Beatriz ni siquiera es Beatriz. Intuye que tiene que ocultarse, que podría ser objeto de un festín mediático -en realidad ya lo es-, cuando simplemente es una muchacha salvadoreña de 22 años, embarazada de un bebé anencefálico (carece de una parte del cerebro) que morirá apenas nacer. Beatriz está enferma de lupus y tiene problemas de riñón. Según los médicos su vida corre peligro si el embarazo llega a término y pare a un niño que nunca será. En la televisión oigo su voz y percibo el hablar titubeante del miedo, de una vida de pobreza que probablemente conoce más del palo que de la caricia. En El Salvador el aborto está penado en todas sus formas para la mujer con 30 años de prisión y para el médico con 12. El tribunal constitucional de El Salvador (por cuatro votos a uno) ha denegado la petición de aborto terapéutico formulada por Beatriz. Yo digo que este tribunal actúa sobre Beatriz con violencia extrema. Abusando de ella. Digo que abusan porque saben que es una mujer pobre, pues una mujer de clase pudiente habría ido a cualquier país de manera discreta y resuelto su “problema”. Aquí muchas personas aún recuerdan los viajes a Londres de bastantes jovencitas de familias de buena posición social en la católica e hipócrita España franquista.  He mencionado otra palabra clave en este tema: católica, iglesia católica. Esta institución, por voz de sus administradores (varones todos), con su tradicional vocación de carcelera de almas y cuerpos, dice que permitir la interrupción del embarazo de Beatriz sería “abrir la puerta de entrada al aborto en el país”. Estos seres violentos e insanos plantean que hay que defender la vida del niño que nacerá para morir aun a riesgo de la vida (prescindible parece) de Beatriz. Iglesia católica o judicatura son bridas ideológicas que utilizan las élites salvadoreñas (todas la élites dominantes combinan control ideológico y material con el fin de mantener su supremacía económica) para someter y conducir al pueblo con violencia soterrada, estructural, que traspasa las contiendas electorales. Beatriz es oprimida como pobre, como mujer e imagino que también como indígena. Yo me pregunto cuanto costará en El Salvador u otro país de la zona contratar a un sicario, a un ser humano que por una determinada cantidad eliminará sin problema de conciencia alguno a otro ser humano.
 

martes, 28 de mayo de 2013

Construyendo el Día de Canarias


El 30 de mayo se celebra el día de Canarias. Creo que pocos habitantes de estas ínsulas saben que ese mismo día del año 1481 se firmó el Pacto de Calatayud por el que el “reino de Canarias” se incorporaba a la Corona de Castilla. Hasta fecha reciente se ha considerado que ese pacto se cerró entre Tenesor Semidán (conocido tras su bautismo como Fernando Guanarteme) y Fernando el Católico. Sin embargo un trabajo reciente del historiador Manuel Lobo sustenta que en esa reunión no estuvo el guanarteme grancanario sino otro miembro de la aristocracia isleña. Yo desconozco donde está la razón, simplemente refiero las dos versiones. En cualquier caso resulta curioso, o paradójico, que el día del sometimiento, aunque fuera simbólico, pues muchos canarios siguieron alzados, sea el día de la autonomía. Matizar también que aunque se habla del reino de Canarias, hasta la siguiente década no se produciría la conquista de La Palma y Tenerife.
 
Las Islas Canarias hasta inicios  del siglo XV, más allá del sustrato cultural común que tenían debido a su poblamiento de origen bereber en los albores de la era, eran entidades políticas incomunicadas entre sí y en la mayoría de los casos fragmentadas en territorios o cantones que tenían sus propios jefes. Existía una casta dominante y una casta sometida. Es falsa la imagen mitológica de una sociedad agrícola-pastoril carente de contradicciones internas. Algunas personas sitúan en el pacto de Calatayud el origen de la colaboración entre los sectores dominantes isleños y sus iguales castellanos. Entre ellos se repartieron la tierra, el agua y el ganado. Los sometidos lo siguieron siendo.
 
Es un hecho que el acto colonizador suele contar con la figura del colaboracionista. Todos nos horrorizamos cuando pensamos en el cruel tráfico de esclavos negros que se produjo desde el siglo XVI hacia el territorio americano. Lo que quizás es bastante menos conocido es que en muchas ocasiones esos esclavos eran “servidos” a los traficantes por reyezuelos negros (¿cuántas fortunas actuales tienen su origen ese repugnante comercio? ¿saben que el primer Borbón español, Felipe V, en alianza con su primito francés Luis XV, se enriqueció con él?). Jorge Verstringe, ese curioso caso de evolución inversa de las especies políticas -, del fascismo a la izquierda crítica, entre el abundante tráfico en sentido contrario- decía en una entrevista algo interesante: “La gente muy rica no tiene patria, los trabajadores sí”. Y aún defendiendo el histórico lema “proletarios de todos los países uníos”, me hizo pensar. El negrero blanco  y el jefe tribal negro se unían en el negocio -con beneficios diferentes por supuesto-. El problema del racismo siempre es un problema económico.
 
Esta referencia al comercio de seres humanos -que también sufrieron los aborígenes rebeldes-  es para ejemplarizar la lógica de las élites originarias de las islas, en las que primó la posibilidad de ampliar sus riquezas, el interés de clase, sobre la hipotética “solidaridad” de los nacidos en la misma tierra. Don Fernando Guanarteme pasó, con gran entusiasmo y avidez, de colonizado a colonizador participando en la conquista de Tenerife. Se dice que sus restos reposan en una ermita de La Laguna.
 
La  lógica arriba mencionada pervive en nuestro archipiélago 500 años después. A la oligarquía canaria le interesa que el día de Canarias sea una especie de carnaval –más de una persona habla de disfrazarse de canario- del tipismo, a veces hasta fashion. El otorgado Día, pues el pueblo nunca votó en referéndum el estatuto de autonomía, se convierte en una rememoración a caballo entre lo folclórico y un costumbrismo con tintes arqueológicos. Las papas arrugadas, el mojo picón (record guiness incluido), la luchada, el molino de piedra aborigen o el timple son la fachada de un edificio que está vacío, cuyo interior es un enorme solar que carece de lo único que le permite a un pueblo articularse como tal: conocer su historia de sufrimientos y miserias para, adquiriendo conciencia, luchar por su futuro. Los días de Canarias son aquellos en que el pueblo se alza por una sanidad o educación públicas y dignas. El pasado 9 de mayo la gente que fue a la huelga o salió a manifestarse para defender la enseñanza pública –pocos- celebraba el día de Canarias luchando por una causa justa. El día de Canarias lo construyen quiénes van a la huelga general para resistir políticas agresivas contra la clase trabajadora. Esto no colisiona con que oír unas chácaras, al menos para quién esto escribe, sea un viaje emocionado en el tiempo. Pero reducir, como se pretende, el día de Canarias a una bucólica sociedad campesina, con un toque de clipper de fresa, anclada en el siglo XIX -sociedad por otra parte inexistente, pues la pobreza, la elevada mortalidad infantil y la emigración constante eran sus distintivos-, es mantenernos, como pueblo, en una minoría de edad perpetua.

domingo, 26 de mayo de 2013

A problemas colectivos, respuestas individuales


La consigna ante el elevado paro que asola el estado español es hija de mayo del 68: debajo de los adoquines del paro está la playa de la imaginación. El último ejemplo es el de un periodista en paro que expuso su currículum cantando en el Metro de Barcelona. La grabación subida a You Tube fue un éxito de vistas y fruto de ello, y de la consiguiente publicidad que iba atener el hecho, fue contratado como guionista por un programa de La Sexta (Antena 3 en realidad). Por supuesto, de las condiciones laborales nada se conoce, ya sabemos que lo importante es trabajar sin que se le otorguen a los derechos, largamente luchados, importancia alguna.
De esta manera se refuerza en el imaginario colectivo que nos crean, que de la crisis, y en este caso de su peor lacra, se sale con originalidad. Imagino a mucha gente en situación angustiada devanándose los sesos, pensando en que golpe de efecto, con trascendencia mediática, puede idear para conseguir el ansiado trabajo. El problema es que quizás el listón vaya subiendo y las “exigencias” de los consumidores del “más ingenioso todavía” en Internet vaya in crescendo. ¿Por qué no un científico leyendo la retahíla de cursos y master mientras hace unos malabares con antorchas de fuego? ¿ O un albañil que hace equilibrios con ladrillos o tejas mientras pone en marcha la hormigonera?
El mensaje, machacón, es muy interesado y peligroso. Interesado para los sectores empresariales poderosos. Nos quieren disgregados, buscando salidas exclusivamente individuales -con esto no niego la necesidad de cada cual-, a problemas colectivos, a problemas que genera el sistema depredador de seres humanos en que vivimos. Tan interesado es para ellos como peligroso es para nosotros. Mientras más nos disgreguemos mayor será su suspiro de alivio. Quieren que nos creamos la quimera de que cada uno puede ser su propio empresario. Nos sacarán a diario en sus medios los ejemplos de emprendedores exitosos. Del señor o señora que montó con coraje y riesgo –espíritu e ideología capitalista en dosis masivas- su negocio. No nos sacarán los centenares de contraejemplos que están quedando arrumbados a la vera del camino. Nos cebarán con carnaza podrida al anzuelo de la vía individual. Hay que borrar todo pensamiento de que la lucha colectiva es el camino, que Espartaco, aunque sólo su nombre haya quedado en la historia, es la denominación de los 70.000 esclavos que lucharon por su libertad. Los avances históricos son fruto del esfuerzo común, siempre a contracorriente, siempre encontrando la feroz resistencia de los poderosos. Me considero un comunista defensor de la individualidad, en el sentido de tener acceso a potenciar todas las capacidades de la persona. El socialismo que yo sueño y no veré debe tener como objetivo el desarrollo pleno del individuo en un marco de inexistencia de la miseria y del lujo obsceno. El sistema que más aliena, que impide el desarrollo humano de millones de personas, usando paradójicamente la coartada de la libertad de prensa, que es muy fructífera para los que tienen los recursos económicos, es el capitalismo. El presidente de Ecuador (país cuya constitución recoge el interesante concepto de ir hacia “la sociedad del buen vivir”, la sociedad de una felicidad posible y razonable) Rafael Correa dijo una frase magistral: “Desde que se inventó la imprenta, la libertad de imprenta es la libertad del dueño de la imprenta”. El dueño de la imprenta, en este caso Antena 3, ha premiado a un “innovador” congraciado con las redes sociales. Curiosa manera de elegir a un trabajador: el golpe de efecto. Los sosos lo tienen complicado.
Acabo. La lucha de clases, ya que cada vez les cuesta más negarla, van a disfrazarla, a tararearla, a difuminarla. El capitalismo depredador tiene un aparato digestivo inmenso, “la sociedad del buen (o mal) competir”, en la que a una determinada porción de los seres humanos que la pueblan les toca ser  lo que no sirve, lo que es expulsado: el desecho. Por decirlo finamente.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Al fascista ni tarta


El fascismo y la burla, a veces se agarran de la cintura y amagan unos pasos de baile. Sin embargo, en el estado español esos danzantes cada vez son más contumaces. Provocadores, se restriegan con lujuria mirando desafiantes a un personal que en su mayor parte mira para otro lado olvidándose del conocido  texto (falsamente atribuido a Bertold Bretch) del pastor protestante alemán Martín Niemöller que en una de sus múltiples versiones  dice así:
 
 "Primero vinieron a buscar a los comunistas
y no dije nada porque yo no era comunista.
 Luego vinieron a por los judíos
y no dije nada porque yo no era judío.
 Luego vinieron a por los sindicalistas
y no dije nada porque yo no era sindicalista.
 Luego vinieron a por los católicos
y no dije nada porque yo era protestante.
 Luego vinieron a por mí pero, para entonces,
ya no quedaba nadie que dijera nada".
 
Exagerado, me dirá más de una persona. Tal vez. Pero pienso que la exagerada es la realidad que nos rodea. Estamos educados en el extremismo de lo moderado, en el miedo a asomarnos a las ideas que están más allá de los límites establecidos. Ideas que el poder de la clase dominante nos permitirá expresar mientras no exista el peligro de que prosperen, de que se implanten socialmente. El fascismo danza hoy desprovisto de correajes y uniformes. Pero no renuncia nunca, principalmente donde encuentra fuerte resistencia, a enseñar su faz represora, a avisarnos de con quién nos la estamos jugando.
 
El viernes 24 de mayo se juzgará o se juzgó -según cuando usted lea este texto- en la audiencia nacional (tribunal de excepción),  por lo que la fiscalía tipifica como “atentado grave a la autoridad”, a cuatro miembros del colectivo Mugitu (nacido contra el Tren de Alta Velocidad, la llamada Y vasca) que lanzaron varias tartas contra Yolanda Barcina, presidenta de Navarra. Aconteció el hecho en la localidad francesa de Toulouse el 27 de octubre de 2011. La señora Barcina, a la que engolosinan más las dietas crematísticas que los merengues, volvió tras un pequeño receso, sonriente, al acto. No obstante la sonrisa del fascismo es, como el camino del señor, inescrutable. El CAT (Comando de Acción Tartera)  y algunos que en la distancia estábamos dispuestos a empuñar las tartas (estaba pensando en reactivar mi fallido equipo atracador del Banco de España http://josejuanhdezlemes.blogspot.com.es/2011/09/un-brevisimo-cuento-nada-ejemplar.html), estamos añulgados, pues nunca fuimos conscientes de que cada  cumpleaños celebrado corríamos el riesgo de ser acusados de manipulación de artefacto explosivo. Sí. El fiscal de la audiencia nacional pide 5 años de prisión y 2.700 euros de multa para cada miembro del comando tartero. La acusación particular de doña Yolanda pide para 3 de los encausados 6 años de prisión y 3600 euros de multa; para el cuarto, debido a su condición de “autoridad”, la comedida acusación particular pide sólo 9 años y 5.400 eurillos (Barcina, sumando multas vas a recuperar un pico de las dietas, pillina). El siniestro individuo es concejal de un pequeño pueblo navarro donde, según fuentes de la máxima insolvencia, se encontró un zulo con 30 tartas y 500 velitas de cumpleaños. El perímetro fue debidamente acordonado y un equipo sanitario veló por la salud de los artificieros expuestos a un subidón de azúcar. Quién iba a pensar que aquellos payasos con sus lanzamientos que celebrábamos alborozados nos adiestraban subrepticiamente en guerrilla urbana, en el arte de derribar el poder establecido mientras gritaban, inaudibles  entre el jolgorio infantil, “hasta la victoria siempre”.
 
Al que le lanzó el zapato a Bush creo que le pusieron la perpetua.
 
A todo esto quiero añadirle, apartando de mí el tono irónico, dos pasitos, burlescos, de baile más. El primero lo dio la delegada del gobierno en Cataluña el 11 de mayo, cuando otorgó en un acto oficial un diploma a la “Hermandad de Combatientes de la División Azul”. Estos combatientes lucharon encuadrados en el ejército nazi. Más allá de las motivaciones personales de cada uno o del valor que mostraran en combate lucharon bajo el estandarte de la ideología más ignominiosa del siglo XX. No cabe homenaje alguno sin envilecerse. Y recordarle al PSOE, que pidió la dimisión de la delegada, que algunos han incubado el huevo de la serpiente. José Bono cuando fue Ministro de Defensa montó un paripé militar en el que homenajeó a un combatiente republicano antifascista junto a un ex divisionario, equiparando la lucha contra el fascismo con su defensa. Equidistancia “made in transición española”. Etiqueta de impunidades para pasear por el mundo. Impunidad que se extiende al segundo paso de baile. El PP,  con la abstención de UPyD, ha rechazado declarar el 18 de julio “Día de la condena al franquismo y de  reconocimiento a sus víctimas”. Es lógico, nadie se condena a sí mismo. El otro día leí un artículo –lamento no recordar nombre ni autor- donde se decía, tesis que siempre he defendido, que tan víctima del terrorismo es una de ETA o del GAL, como una del fascismo ( abogo por la sustitución del término franquismo por el de fascismo) que imperó en el estado español durante 40 años.  Además de no condenarlo, con desfachatez, el Ministerio de Asuntos Exteriores torpedea, impidiendo declaraciones por videoconferencia, la investigación que sobre los crímenes de la dictadura lleva cabo una jueza argentina. Allí el asesino Videla ha muerto en una celda. A veces, entre tanta oscuridad, titila una estrella.
 
Y que los bienpensantes queden tranquilos en sus torres, el malvado Otegui, uno de los hacedores de la paz en Euskadi, uno que se propuso sustituir las pistolas por las tartas, después de casi 4 años sigue entre rejas. Suerte que este país es una balsa de paz, un lugar donde nada puede lograrse con violencia. Dicho por los que todo lo lograron a través de ella. Y ahí siguen.
 
Brevísima reflexión
 
No puedo evitarlo, en mi naturaleza está la sinuosidad, la vuelta, el recodo. Sé que nunca llegaré, que la meta no existe, pero buscaré, tantas veces errático, mientras llegan las cenizas, los frutos agridulces del camino.
 
Posdata: estas palabras se las dirijo especialmente a Federico Ferrando que introdujo ayer un comentario a la entrada llamada “Una sociedad inerme”. El pone en su post el poema de Niemöller. Sinceramente, lo acabo de ver justo antes de subir este texto. Me queda un regusto raro. En cualquier caso gracias por tus palabras Federico.
                                           
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Picar en el enlace del cuento creo que vale la pena. Hay dos respuestas -al médico atracador le encanta especialmente la primera- muy divertidas. A mí, como insultan a mi personaje, me gustan menos.
 
 









lunes, 13 de mayo de 2013

Una sociedad inerme


Pienso, con bastante resignación y algo de rabia -¿o es al revés?- que sigue existiendo una gran masa de población que no se mueve ni a palos. El pasado jueves, 9 de mayo,  fui a la manifestación en defensa de la educación pública celebrada en la ciudad de Las Palmas a las 7 de la tarde y no pude evitar sentir la decepción de que, siendo generosos, fuéramos 2000 personas. Hablamos de defender la enseñanza pública y no estamos masivamente en la calle ni profesores -desde primaria a universidad-, ni padres, ni alumnos (cientos de miles de afectados). Un sector nada desdeñable de la manifestación lo componían personas no catalogables en ninguna de las tres categorías anteriores.  Me referiré brevemente, por ser el sector en que laboro, al profesorado y lo que, no se si adecuadamente, llamo su pasotismo social. No entro a valorar la asistencia a la huelga y daré por válido que un día de trabajo es una montaña insalvable para el 80% del colectivo. Aceptada esta circunstancia, debo referir que aún el derecho de manifestación es gratis y en este caso se producía fuera del horario laboral. Sin comentarios. Tengamos claro algo: no defendemos la enseñanza pública desde la sala de profesores. Fue también doloroso ver que una pancarta portada por media docena de personas era la visualización de la ULPG. Todo un símbolo magnífico del raquitismo intelectual que fragiliza al mundo universitario, en el sentido de cuestionar la realidad en que vivimos, de ser un foro de debate, de evitar convertir a las universidades en rehenes de las empresas.

Esa manifestación fue el botón de muestra de una sociedad inerme: la canaria. Una sociedad que vota cuando le toca y piensa que vive en democracia, aunque para conformar su voto carezca de lo más importante: un conocimiento, en igualdad de oportunidades económicas, de todas las opciones, incluso las anticapitalistas. Aquí, como en el resto del estado español, se votan administradores, más o menos bondadosos, de un modelo social único al que se venera con unción religiosa. Casi nadie se plantea, por ejemplo, que una sociedad socialista (no confundir  con el PSOE) es una alternativa a la pobreza que viene al galope, al paro desdramatizado en muchos casos por las magras pensiones de los jubilados. Vivimos en una sociedad educada para desconfiar de lo público, se critica al político y se oculta al oligarca, y anhelar la riqueza. La lotería, en sus múltiples facetas, como vía de acceso al Olimpo de los ricos. Una sociedad que se desbocaría en las calles (saldrían decenas de miles) si alguno de sus equipos –Las Palmas o Tenerife- asciende de categoría. Y no me parece mal. Yo si sube la Unión Deportiva me tomaré un cubatita (o dos). Pero duele no destinar gran parte de esa fuerza, de esa alegría, a luchar por preciados patrimonios que son de todos.

Otro síntoma, este agridulce -buena y mala noticia a la vez- que percibí en esa manifestación fue el siguiente: observé las caras, entreveradas de alguna gente joven, de casi siempre, la de la gente, ante ese grupo de perseverantes me descubro, que suele estar en todas las luchas sociales, que mantiene un débil latido en este cuerpo social inerme.

Planteo dos preguntas que creo marcarán nuestro rumbo:

¿Cuánta gente está dispuesta a trabajar sin derechos, asumiéndose incluso como privilegiada? La desesperación ¿producirá más rebeldía o traerá más sometimiento?

A mi mente viene, no sé si bien traído, el poema “Masa” del comunista peruano, luchador por la España republicana, César Vallejo.

 
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre; echose a andar...


 





sábado, 11 de mayo de 2013

En Bangladesh nunca caerán las torres gemelas

 
En Bangladesh, un país del que la mayoría de la gente desconoce el continente donde se ubica, cayó hace poco más de dos semanas una torre que ni alcanzaba esa categoría ni tenía una gemela (o quizás tiene miles). Ese edificio no fue construido para ser un referente glamuroso de la arquitectura mundial, donde se instalaran las lujosas sedes de grandes empresas mundiales. Ese edificio era una pieza, recambiable por supuesto,  en la enorme sala de maquinas que hace navegar, viento en popa, a esos hermosos trasatlánticos que son las transnacionales. Era un triste edificio carente de la particularidad de la gemelitud y el gigantismo urbanístico, afectado de raquitismo al lado de las celebérrimas torres estadounidenses que competían en ese retorno, que se produjo en el siglo XX y prolongado en el XXI, al mito babélico de alcanzar el cielo (un matiz: en las maravillosas catedrales góticas también anidaba ese espíritu). Ahora mismo esa carrera la va ganando el "Burj Khalifa" de  Dubai con 828 mts. Aunque por lo que he visto al buscar el dato de la altura de la torre dubaití, una empresa china quiere levantar en la ciudad de Changsha un edificio de 838 metros y 220 plantas en 90 días. Insisto, la competencia por llegar al cielo... del dinero, es abrumadora. El infierno queda para los más de 1000 muertos, y se esperan, milagros puntuales aparte, bastantes más, extraídos de los escombros del edificio bangladeshí. En realidad quizás sepan ya el número definitivo de muertos que van a encontrar. Leí que en el edificio había unas 3100 personas. Es una simple resta macabra.
En las torres de Nueva York murieron en total 2800 personas el 11 de septiembre y decenas de miles en los años posteriores en Afganistán e Iraq. Afirmo esto porque la principal excusa para atacar esos países fue el 11-S. Así, en un ejercicio que quizás a algunas personas parezca algo alambicado y demagógico, creo que la gran mayoría de las víctimas del 11S, sobre cuya autoría intelectual hay grandes interrogantes, han sido personas pobres que nunca pisaron las famosas torres. Podemos estar tranquilos. Del edificio de Bangladesh aquí no nos llegará una mota de polvo. Incluso su eco, que de por sí nunca fue estruendoso, reavivado por el hallazgo de una superviviente, cada vez es más intermitente y lejano. Los autores intelectuales del crimen perpetrado en el país asiático duermen plácidamente, ninguna flota  o escuadra de cazas de aquel país va a venir a bombardear las sedes principales -grandes salones y hermosas cubiertas de los trasatlánticos- de las empresas que hacinan a trabajadores en condiciones infrahumanas en castillos de naipes diseñados para sacar el máximo beneficio con la complicidad de las clases dirigentes nativas.
Algún autor, ha dicho que esas grandes empresas han aliviado la miseria absoluta de mucha gente en Bangladesh o países similares. Y ese autor tiene, en el sentido más estricto, razón. Una razón enfangada, asquerosa, que nos eriza el vello moral, pero irrebatible. Si yo le propongo a ese trabajador que ahora está en una fabrica miserable 10 ó 12 horas al día regresar a su situación anterior, me mandará al carajo. Preferirá ser un humano sobreexplotado que sentirse un humano marginal, sin un techo, aunque sea mísero. Esa repugnante dicotomía inmoral que da a elegir, falsamente, entre lo pésimo y lo insoportable, ya se pasea también, con mirada altiva, encontrando centenares de miles de ojos ávidos y vencidos, por nuestras calles.

domingo, 5 de mayo de 2013

Irrespetando un derecho humano

Un inmigrante senegalés de 28 años murió en Mallorca al no ser atendido de una tuberculosis debido a que no poseía tarjeta sanitaria. ¿No les parece que estamos deshumanizándonos hasta bordear el abismo moral? ¿Un país donde sucede esto, aunque vote cada media hora, respeta los derechos humanos? Dicen que denegar auxilio a una persona es delito. Y es algo lógico entre necedades a mansalva. ¿Debe denunciarse por conculcador de los derechos inalienables de la persona a un gobierno que deniega el auxilio sanitario a un ser humano, más allá de que sea poseedor de una o mil tarjetas sanitarias?
En Somalia, entre octubre de 2010 y abril de 2012, mientras se movían grandes recursos para perseguir a los "temibles" piratas somalíes, la hambruna acabó con 260.000 personas. 133.000 eran niños de menos de 5 años. Reconozco que este dato es bastante mísero. ¿Los mayores de 5 años, contando los de 6 y 7,  8 y 9, 25 y 44, son dignos de menor lástima o ira?
Le daba vueltas a un posible comentario sobre estos temas, pero se me escapó, insensato, cuestionándose si es un frívolo, el poeta.



El hombre circundante,
lejanísimo,
puede morir tuberculoso
saltando a la pata coja
en los delirios de su cuarto
amueblado con todas
nuestras ignorancias y vilezas,
legándonos un odio
hermoso y fructífero,
preñado del amor más puro.

Mueres, aunque ya nunca
lo sabrás (nadie lo sabe),
habitando un sueño.

La tierra jamás te será leve,
ni a ti ni a los de tu estirpe,
te han arrojado a ella
aún lejos de la mitad del camino.
No dejarás huella
en nuestra memoria,
ni siquiera podrás cagarte
en las frases hechas y los lamentos,
en mi breve recuerdo fariseo
de panza llena,
mimetizado
entre lo mísero y lo mezquino.