martes, 29 de abril de 2014

Redada en la red


La noticia sucinta, del 28 de abril, es la siguiente:
“La Guardia Civil detiene a 17 internautas de varias comunidades autónomas por enaltecimiento del terrorismo, mostrarse a favor de la lucha armada, y ofensa a las víctimas”.
La siguiente noticia es de agosto de 2013:
“Los condenados a muerte por Franco se lo merecían, dijo Manuel González, Alcalde del pueblo gallego de Baralla”.
Si yo en este blog (aquí como somos poquitos quizás no) o en facebook o en tuiter afirmara que los condenados a muerte por ETA se lo merecían ¿acudiría la G. C. o la policía a mi domicilio a detenerme?
Entre desaparecidos y fusilados hay más de 150.000 víctimas del terrorismo fascista practicado durante más de 40 años por la banda, liderada por el padre político del actual rey, que inicio la toma del poder el 18 de julio del 36. ¿Ha sido detenido en algún momento, no ya por enaltecimiento del terrorismo, sino del genocidio, el señor alcalde de Baralla?
A mí, no siendo un hombre especialmente compasivo y considerando que hay bastante gente que en términos machadianos “va apestando la tierra”,  no me gusta hacer mofa del sufrimiento de una persona, ni del que soportan sus familiares. Me parece innecesario, por muy detestables  (es una hipótesis) que fueran las acciones  de la persona en cuestión. Y que conste que  soy de los que consideran, lo he escrito en más de una ocasión, que es ridículo, simplemente guiándonos por la luz de la historia, un planteamiento pacifista a ultranza que niegue el factor, muchas veces esencial, de la violencia. Insisto, detesto el regodeo, simplemente por una razón de estatura moral, que presupongo tiene que existir sí o sí, en el campo de la izquierda. Los que queremos alumbrar un mundo nuevo no podemos nunca perder el respeto al que sufre, aunque le apliquemos la más severa de las justicias. Por eso la befa me parece, en cualquier caso, inaceptable.
Igual de inaceptable es la doble vara de medir, que en este país es un rayo que no cesa. El fascismo y sus acólitos siguen teniendo un manto protector. El primero, y quizás el más importante, es no llamarlo por su nombre: dictadura, régimen autoritario o personalista, franquismo, incluso el cachondo de Cela habló de una dictablanda. Yo en mis clases lo denomino siempre "régimen fascista del general Franco", pues el término franquismo diluye la naturaleza criminal que le aporta el término fascismo.
Si yo pongo la foto de Iñaki de Juana Chaos o Josu Ternera en mi blog o mi casi inexistente cuenta de Facebook diciendo (fue lo que hizo uno de los arrestados): “¡Aupa gudaris!”, soy un enaltecedor del terrorismo. En cambio el gran terrorista del siglo XX español está en una tumba faraónica que contribuyo a mantener con mis impuestos. Y además, las webs que alaban su criminal tarea funcionan con normalidad y sin redadas policiales amedrentadoras.
Y acabaré afirmando que no defiendo que se cierre una web fascista o se detenga a un individuo de estos por sus proclamas. Que hablen, que vomiten, que se retraten. Nuestras ideas son las que tienen que estar prestas para el combate. Aquí y, si un día se tercia o la necesidad obliga (no es un deseo), en la calle.


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