martes, 7 de octubre de 2014

Breve reflexión sobre un cargo fugaz

El jueves dos de octubre el presidente de la Generalitat, Artur Mas, firmó un decreto para nombrar a los siete miembros de la Comisión de Control de Consultas designados por el parlamento de Cataluña. Este organismo vendría a ser una especie de junta electoral encargada de velar por la limpieza de la consulta del 9N. Uno de los miembros, a propuesta de Iniciativa per Catalunya  (ICV), era el catedrático de Ciencia Política Joaquim Brugué.
Cargo fugaz. Nombrado el jueves, dimite el domingo. 
Todo el mundo tiene derecho a dimitir, a irse cuando quiera, se me dirá. Por supuesto. Pero se tiene el mismo derecho a dimitir que a ser honesto. La razón alegada por Brugué para renunciar es que "la consulta no ofrece garantías democráticas". El señor Brugué, se me dirá también, tiene derecho a defender esa postura. Yo asentiré de nuevo. Pero hay un derecho que no asiste al señor Brugué: el de engañar. ¿Alguien con un mínimo de honestidad intelectual puede autoconvencerse de que el jueves, cuando fue nombrado, su pensamiento era el opuesto y estaba imbuido de la pureza democrática de la consulta ? De verdad, no creo que nadie albergue tanta candidez. La jugada, lo siento señores de ICV pues han quedado desairados, es evidente: desprestigiar el proceso, en una situación donde las contradicciones se agudizan, con una dimisión acompañada de una declaración que pone en duda la faz democrática de la consulta, no por parte, oh paradoja, de quién impide votar, sino de aquellos a quienes se niega ese derecho. Usted tenía que haberle planteado a la formación que lo propuso, por ética o simple honestidad, su duda o su rechazo, para que ésta, defensora de realizar la consulta, tuviera la posibilidad de proponer a otra persona que la representara. Usted no puede ignorar que de hecho su acción, no sólo traiciona y desprestigia a Iniciativa, sino que le da munición a los ya muy surtidos arsenales mediáticos de los enemigos de votar el 9N, para que puedan mantener el fuego graneado que presenta como antidemocrática la acción de una amplia mayoría absoluta de un parlamento que solicita, crimen de los crímenes, consultar, realizar una encuesta sin valor vinculante, donde el muestreo sea toda la ciudadanía, para saber, acerca de su hipotética constitución como estado (independiente o no), lo que opina la población.

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