domingo, 5 de octubre de 2014

Buscando las vueltas informativas a dos noticias luctuosas de Latinoamérica

Desde el 26 de septiembre estaban desaparecidos en el estado de Guerrero, en México, 43 estudiantes de Magisterio. Digo estaban, no porque hayan sido encontrados sanos y salvos, sino porque se han encontrado varias fosas comunes con 43 cadáveres. Entre los detenidos por estos hechos hay 22 policías locales. Es una noticia que no ha tenido especial relevancia en los medios masivos de comunicación españoles, entendiendo por estos a las grandes cadenas de televisión que abastecen informativamente el pensamiento de una parte mayoritaria de la sociedad española. Y cuando tratan el asunto, por ejemplo el informativo de Antena 3 del domingo 4 de octubre al mediodía, no veo en ningún momento que se refieran a 43 asesinatos en el México de Enrique Peña Nieto. Diluyen, a pesar de haber 22 agentes policiales (¿qué se volvieron locos?) detenidos, la hipotética responsabilidad de algún poder gubernamental. No está en mi ánimo decir, al desconocerlo, que en las bambalinas de esos crímenes se mueven instancias ejecutivas de ese país. Sí está en mi intención cuestionar como habría sido tratado por los mass media españoles el secuestro y posterior asesinato de 43 estudiantes venezolanos en el que hubieren participado 22 agentes de policía. Tras la palabra Venezuela vendría detrás, con pegamento, Maduro. La Venezuela de Maduro abriendo todos los informativos. Mi madre, que quizás por su propia situación recepciona los grandes dolores del mundo con especial intensidad, diciéndome: "¿Te has enterado Pepe Juan de esos pobres muchachos que mataron en Venezuela? ¡Dios mío, a dónde vamos a llegar!". El beneficio de la duda que le dan a Peña Nieto mutaría en otra piedra más para edificar el imaginario de la feroz dictadura venezolana en muchas conciencias, incluso como la de mi madre, bienintencionadas. Y aprovecharían, pues no dan puntada sin hilo, para sacar beneficio interno, para alejar la posibilidad de que la realidad política española se desencauce, que quiebren los hierros del raíl bipartidista, para profundizar el descrédito neutralizador en el que quieren sumir a Iglesias y Monedero como agentes a sueldo del coco bolivariano.
El 1 de octubre fue asesinado en su casa de Caracas, junto a su compañera, el diputado del PSUV (partido gobernante en Venezuela) Robert Serra. Igualito tratamiento al de los 43. Perfil bajo. Incluso insinuaciones de que pudieron ser delincuentes comunes para así quitarle al crimen su carga política y atribuirlo a la inseguridad que hay en Venezuela, consiguiendo de este modo culpabilizar de facto al propio gobierno. Imaginemos que el asesinado fuera un diputado opositor. Casi ningún ciudadano español ignoraría ese crimen y cualquier hijo de vecino, con la cabeza llena de problemas o perezoso para buscar otras vías de información, tendría la certeza de que detrás estaría la larga sombra de Maduro. Los grandes distribuidores de información crean, sobre todo en Latinoamérica, países que, si buscan una transformación social más igualitaria, llevarán como coletilla el nombre de sus presidentes y serán tratados con el despectivo término de "régimen". En la otra categoría están los bondadosos países democráticos sin apellido, aquellos de los que la inmensa mayoría de la ciudadanía española desconoce los nombres, bien cuidados por los grandes medios, de sus presidentes. 
Lo resumió magistralmente Correa, el presidente de Ecuador, en una frase destinada a perdurar: "Desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta". Y hoy el dueño de la imprenta es también el dueño de los focos televisivos y alumbra, incluso en exceso para desvirtuar, allá donde le interesa, mientras deja importantes zonas de la realidad en la penumbra.

Nota al día siguiente de la publicación del texto: los cadáveres encontrados, por ahora, son 28. Pido disculpas por el error (ojalá los 15 restantes estuvieran vivos), pero creo que no afecta al planteamiento esencial que defiendo. Saludos. 


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