martes, 24 de marzo de 2015

Monedero, la muerte, y un largo inciso

Hace 50 años, en 1965, Los Sírex grabaron un tema que tuvo bastante éxito: "Que se mueran los feos". Tengo la sospecha, espero que infundada, de que hoy dicha letra no pasaría alguno de los múltiples filtros de lo políticamente correcto. Me pregunto si no surgiría incluso alguna extraña ONG vindicando la belleza interior.
Sí, Monedero, asúmelo, para la afinada orquesta mediática antiPodemos, orquesta (hago más que un inciso, al modo de las muñecas rusas, casi un texto dentro del texto) enormemente feliz por el frenazo en sus expectativas que ha sufrido esa organización en las elecciones andaluzas, y que hace que el tic-tac del cambio de Pablo Iglesias hoy sea un corazón que late ralentizado, mientras otro, léase Ciudadanos, plan b de la oligarquía para cabreados con el PP, con la sangre del dinero y los medios, empieza a bombear vigoroso. Además, el viejo corazón bipartidista, aunque algo averiado su ventrículo derecho, y afectado el órgano entero de corrupciones, ha resistido el esfuerzo electoral andaluz con bastante mejor nota que un suficiente.  Haré una afirmación osada: con  la imbricación entre poder económico (el que manda) y comunicación que hay en el estado español, afirmo con rotundidad (lo siento, yo no tengo la obligación de no ser derrotista) que la llegada de Podemos a la Moncloa es imposible. El régimen del 78 a día de hoy, con una conciencia social cabreada pero limitada, reforzado con Ciudadanos, que viene, no a cuestionarlo, sino a apuntalarlo, es invencible, aunque le arranques un espacio electoral cuya magnitud aún está por comprobar. El presidente del Banco de Sabadell pidió un Podemos de derechas (o de centro, que es lo mismo y queda más progre y las políticas antisociales "entran" mejor) y ya lo tiene aquí. Con entrevistas amables al atildado y reluciente vendedor Rivera, que habla de "la nueva política" con más dulzura que Pablo Iglesias, no pocos votos que rondaban la urna de Podemos acabarán, al tiempo, en la de Ciudadanos.
Inciso acabado.
Decía más arriba: "Sí, Monedero, asúmelo, para la orquesta mediática antiPodemos..." tú eres el gran feo, el representante de la única fealdad criticable, la interior: chavista adinerado y defraudador; acusaste en 2013 a la policía, en un acto de IU, de permitir y a veces impulsar el galope desbocado del "caballo", en los 80, por las venas de muchos jóvenes con espíritu combativo; ahora también osas alentar la muerte de un ser humano.
¡Mira que eres canalla,  Monedero! o malandro (sí, tu sabes lo que significa que te has paseado mucho por Venezuela), o atorrante, que es lo que dice mi madre que parezco yo cuando llego a su casa con sombrero.
Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ingresa más de 352.000 euros anuales netos y libres de impuestos, por declarar que bastante gente ha adquirido la mala costumbre de vivir mucho tiempo, sin pensar en el costo que eso tiene para las arcas públicas, ha tenido que oír como la impelías a morirse, a ser una fiel seguidora de sus propias recetas económicas antilongevidad. Sí, Juan Carlos, reconócelo, plantear la muerte de una persona, aunque sea instándola a predicar con el ejemplo y de camino, en un ejercicio de responsabilidad suprema, contribuir a acortar la esperanza de vida de la población mundial (esa en la que el profesor Navarro dice que hay una variabilidad de diez años según la clase social a la que pertenezcas, aparte de la que se establece entre mundo desarrollado y subdesarrollado), es una vileza moral. En la vida no hay que desearle desgracias a nadie, que dicen que te caen encima. Me dirás, malévolo, que  el gran fascista, fusilador y asesino, Franco, murió de 82 años. Ya sabes aquello de que Dios escribe recto con renglones torcidos (y a veces sangrientos).
En la vida, Monedero, diablillo irreverente, hay que actuar generando guerras imperialistas cuyas víctimas (daños colaterales en Gaza, Iraq, Afganistán, Libia, Siria, Panamá, Nicaragua, Yugoslavia, etc) lloraremos con repugnantes lágrimas de cocodrilo. O se puede consentir, como si fuera una catástrofe natural, el oprobio de que mueran a diario miles de personas por causas relacionadas con el hambre en un planeta de 7.200 millones de habitantes donde hay capacidad para alimentar a 10.000 millones, porque, entre otras razones, muchas comunidades campesinas en países empobrecidos han perdido sus tierras y sus modos tradicionales de subsistencia por la voracidad de las compañías multinacionales, que producen en el sur para que consuma el norte.
Abandono la ironía, fruto del hastío, y digo que yo pensé lo verbalizado por Monedero cuando leí las declaraciones de la señora Lagarde. La presidenta del FMI, con su feo catecismo de recortar salarios, pensiones y servicios sociales tiene vía abierta para inmolarse por la causa... capitalista. En mi bando no creo que encontrara ni loas ni llantos.


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