miércoles, 1 de abril de 2015

La cabra pepera en su monte

Se me ha venido a la mente el conocido el refrán popular que nos advierte que, irremediablemente, "la cabra tira al monte". Pero creo que tratándose de un asunto que relaciona al Partido Popular y al fascismo español, que aquí se conoce con el nombre de Franquismo, es un error. La cabra pepera siempre ha estado paciendo en su monte, cavernario y agreste. Aunque hoy no lleven correajes ni camisas azules tienen muy claro que Franco es uno de los suyos, que la labor del dictador fue encomiable para las fuerzas reaccionarias del estado español. Nunca le agradecerán lo suficiente que cercenara de raíz el mayor intento de progreso de la historia de España: la 2ª República. Franco, durante 40 años reprimió salvajemente y creó, con la inestimable colaboración de la jerarquía católica, un poso de mentalidad sumisa que, unida a una actitud timorata de la izquierda que no se atrevió a denunciar con contundencia que fuimos el territorio que más tiempo vivió bajo la bota fascista, ha desembocado en que mucha gente no tenga empacho en demostrar su cariño por el genocida. Hitler y Mussolini son en sus países respectivos repugnantes fascistas. El dictador español, en cambio, con más de 20 años de gobiernos hipotéticamente de izquierdas, sigue enterrado en un lugar, nada barato, que se sufraga con dinero público. Yo no pido a estas alturas que colguemos de un poste público, al modo italiano, un saco de huesos con un rótulo que ponga: "desechos de un asesino fascista". Pero sería inimaginable, en Italia o Alemania, que casi 40 años después del óbito del deleznable criminal, siguiera reposando en un lugar honorífico. Esa amabilidad con el fascista, esa lectura de una guerra civil en la que los españoles se volvieron locos y se dividieron en dos bandos, oculta el origen: un golpe de estado que Emilio Mola, su director, el 25 de mayo de 1936 (tres meses antes había ganado las elecciones el Frente Popular), en una misiva interna, decía que debía de ser "extremadamente violento". Y lo fue, pero en buena parte del territorio español fracasó y fruto de esa resistencia popular comenzó una guerra que acabó con la victoria, el uno de abril de 1939, de la que, en un texto de este blog de hace un par de años, me permití denominar "la banda terrorista 18 de julio" http://www.josejuanhdezlemes.blogspot.com.es/2013/07/la-18-de-julio-la-banda-terrorista-mas.html Y decía, y me reafirmo, que esa banda terrorista ha sido, por goleada, sin discusión, la más asesina de la historia de España. Y la más impune. 
Cuando la izquierda abertzale en el pleno de cualquier institución de Euskadi se abstenía de condenar a ETA se la tachaba de canalla,  y se pedía, por parte de PP y PSOE, hecho que acabó sucediendo, su ilegalización. El 31 de marzo de 2015 han habido dos votaciones que hablan de la simpatía que despierta la 18 de julio en las filas del PP y de la impunidad de aquellos bárbaros y quienes, desde el presente, sabiéndose sus herederos, los apoyan. En Sestao se votó la retirada de los honores que le había concedido a Franco la corporación de dicha localidad en 1966. Los dos concejales del PP se abstuvieron. Haciendo un baremo religioso, ya que estamos en Semana Santa y que esta gente es capaz de decretar la existencia de Dios en el BOE, lo anterior me parece un pecado venial, pero lo siguiente huele al azufre del pecado mortal.
Aunque el símbolo por excelencia (el cuadro de Pisasso no es ajeno a ello) de la barbarie fascista en el estado español es el bombardeo de Guernica el 26 de abril de 1937, casi un mes antes, en Durango, el 31 de marzo, otro bombardeo de la aviación fascista mató a más de 300 personas. En el 78 aniversario de la matanza una declaración institucional de condena del ayuntamiento carece de unanimidad por la abstención (¿delictiva según la ley de partidos?) del Partido Popular. Los que acaban de mandar a la cárcel a cinco jóvenes anarquistas por su posible relación con artefactos que a nadie hirieron en la Almudena y el Pilar, los que han sacado una ley de orden público (o ley mordaza) que convierte la protesta social en una actividad de riesgo, esos individuos (uno de los cuáles, en el carnaval de Tenerife, disfrazándose de nazi se quitó la careta) que niegan el acercamiento de presos de ETA al País Vasco, esos infames, son incapaces de repudiar un bombardeo criminal fascista que supuso la muerte en un día de casi la mitad de las víctimas de ETA en 40 años. 
Y es que en España, donde desde que llegó el PP al gobierno (el poder siempre lo han tenido los suyos) no se dedica ni un euro al desarrollo de la timorata Ley de la Memoria Histórica, sigue rampante el partido de la impunidad fascista. 

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