martes, 26 de mayo de 2015

Reinserciones postelectorales o, como diría Ada: el run run

Manuela Carmena ha dicho sobre Esperanza Aguirre: "Yo creo mucho en la reinserción".
Para no riscarme por la barranquera del chascarrillo me abstendré de decir que cualquiera de los milagros bíblicos, en su amplia variedad, me parece más factible que el propósito de esa santa laica que, con su creencia, demuestra ser doña Manuela.
A nadie debería olvidársele que la supuestamente reinsertable tiene 563.000 votantes. No sé hasta que punto alguien que recibe el 34% de las papeletas de su ciudad tiene necesidad de someterse a un programa de rehabilitación moral. Sí, moral. Pienso que la rehabilitación que propone la jueza, hija de la bonhomía, mientras no se demuestre la implicación aguirriana en las tramas de corrupción, balacera que siembra de cadáveres su entorno pero no le hace ni un rasguño y contra las que se declara, al modo bolivariano, que tanto repelús debe causarle, primera combatiente, es la de un ser humano, especialista en bajezas, que es capaz de criticar a Monedero por los 400.000 euros ingresados por unos estudios hechos a gobiernos de Latinoamérica tras haber recibido ella, por 10 meses de trabajo como Cazafantasmas (cuando quieren vacilarnos a todos lo denominan cazatalentos), empleo al que nunca habría optado si no fuera expresidenta de la Comunidad de Madrid, la cantidad de 369.000 euros. Esta individua de difícil clasificación moral declaró unos días antes de las elecciones que "el paro es como una beca para disfrutar de un año sabático". Quiénes si necesitan un programa de reinserción, si no moral, si de conciencia de clase, son los miles de trabajadores que han acudido a una urna con la papeleta que encabeza el nombre de una individua que frivoliza con la angustia de millones de personas.
Se supone que los votos se cuentan y nada quieren saber de moral ni reinserciones. Además, la lenguaraz dama, que me parece idónea para el papel de chulapona lianta en alguna obra del género chico, puede alegar en su favor que su media personal supera en siete puntos la media estatal de su partido, que ha logrado poco más de seis millones de votos y el 27%. Si ella, ganando fracasa, su partido ganando, ¿se estrella? Lo expreso entre interrogantes porque estamos hablando de un partido que cuando llegó al poder lanzó una OPA hostil a las clases populares. OPA que comenzó, no pueden silbar y mirar para otro lado "compañeros" del PSOE, bajo el gobierno de Zapatero que en contubernio con sus "enemigos" del PP modíficó, para poner en la cúspide constitucional de los deberes del estado español, por delante de los derechos humanos básicos (techo, alimentos, agua, luz, sanidad...) el pago de la deuda. El PSOE ha recolectado más de cinco millones y medio de votos. Aunque sea un 13% menos que hace cuatro años, los perpetradores de la tropelía señalada suman un 52% de los votos emitidos en las urnas: mayoría absoluta. No pongo énfasis en este dato por afán de enfriar una alegría que yo mismo siento. Lo hago simplemente por visualizar que queda muchísimo camino por recorrer, que el bipartidismo está algo tocado, pero está muy lejos de su hundimiento. El PP, OPA hostil incluida y sabiendo que va a perder muchas ciudades importantes y comunidades, tiene un suelo granítico (ojalá me equivoque) de un 25%. Los mercados, temerosos, crearon un mirlo blanco y urgente llamado Ciudadanos (¿por qué a este partido no lo acosan los medios preguntándole por su financiación exprés para dotarlo de infraestructura en todo el territorio nacional?), que al final ha resultado más famélico de lo esperado. ¿Puede dividirse en las elecciones generales el voto confeso de  lo que usualmente denominamos centroderecha? Alejando de mi la tentación oracular, sólo sé que se avecinan tiempos interesantes y de enorme juego sucio. Si ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Cadiz, Zaragoza, A Coruña consolidan mayorías con alcaldes que, en palabras de la no reinsertable "quieren romper el sistema democrático y occidental" (ya saben ustedes que en el imaginario maniqueo de un capitalismo con tentaciones de fascismo blando lo único bondadoso que viene de oriente son los reyes magos) debemos estar preparados para una prensa de derechas militantemente furibunda. Un fuego continuo y graneado con informaciones dirigidas al descrédito, a inocular miedo e incertidumbre. El ministro de la porra, Fernández Díaz, ha declarado que el ayuntamiento de Barcelona, con la antisistema Ada Colau y su run run al frente, sería un peligroso foco de inestabilidad. Sí, empieza el éxtasis del vocabulario tenebroso: inestabilidad, incertidumbre, populismo, extrema izquierda, etc. 
Algunas almas frágiles estarán temblando ante un panorama minado por el radicalismo de las hordas bolivarianocomunistas asaltando consistorios por doquier, ignorando quizás la noticia más radical del día, aportada por un organismo oficial, el Instituto Nacional de Estadística (INE), que en un informe nos muestra que uno de cada tres menores de 16 años, en el país de la recuperación económica, democrático y occidental, vive bajo el umbral de la pobreza.






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