sábado, 26 de septiembre de 2015

Billy era múltiple o la tortura como esencia del fascismo

El 27 de septiembre se cumplen 40 años de los últimos cinco fusilamientos realizados por el régimen fascista surgido en España a raíz de la sublevación militar de 1936. Coincidiendo con esa fecha, La Sexta emitió en la noche del viernes 25 un especial de su programa "La Sexta Columna" con el título: "40 años después: la última bala de Franco". 
No es mi intención analizar dicho programa al completo pues quién no lo haya visto seguro que puede hacerlo a través de internet y se formará su propia opinión. No obstante, sí me gustaría señalar algunos aspectos que me parece interesante poner en valor.
El personaje estrella del programa, multianunciado desde días antes por la propia cadena, con fuga ante las cámaras incluida, es el famoso policía conocido con el sobrenombre de Billy el Niño. El periodista, inquisitivo y algo crédulo, le pregunta a González Pacheco si se ha arrepentido, si no va a pedir perdón a sus víctimas. Lógicamente, eso no puede hacerlo, pues él ni siquiera ha sido sentado en el banquillo y, mucho menos, condenado. O sea, una petición de perdón de motu propio sería un reconocimiento de facto de culpabilidad. Una víctima suya lo califica en el programa de sádico que disfrutaba torturando. Seguro, no tengo la más mínima duda de que no sentía lástima por ninguna de sus víctimas. Pero no olvidemos lo principal, que no lo exime de sus responsabilidades, la tortura no fue algo específico de policías o guardias civiles con tendencia sádicas que encontraban en sus parcelas de poder vía libre para satisfacer sus inclinaciones perversas. La tortura no era una excepción, era intrínseca al régimen. Un elemento básico de su engranaje con dos objetivos claros: aterrorizar a la población y extraer información de los detenidos. 
Billy el Niño ejerce su función como símbolo, pero no lo convirtamos en una especie de malvado aislado, de torturador único. El estado español estaba sembrado de miembros de la Brigada Político-Social (cuyo nombre, curiosamente, si mi percepción no fue errónea, no aparece ni una vez en el programa): los hermanos Creix en Barcelona, o Heliodoro en mi ciudad, Las Palmas de Gran Canaria, o el comisario Matute que mató a finales de 1975, en Tenerife, torturándolo, al obrero Antonio González Ramos. Estos individuos de indeseable fama y muchos otros, anónimos, se aplicaron con fervor a su siniestro oficio durante décadas. Fueron nuestra Gestapo particular y duradera. El problema, siéndolo, no es que el famoso Billy no haya sido juzgado. Lo lamentable es que todos estos esbirros del fascismo transicionaron a defensores de la democracia con total impunidad y aquiescencia de la izquierda reformista del PSOE y el PCE, dirigido por el "lúcido". y siempre bien ponderado por el poder, Santiago Carrillo. 
Otra idea que se me quedó rondando la mente tras finalizar el programa fue la ausencia de una palabra, para mí, clave: fascismo. En diversas ocasiones se habla de dictadura franquista, pero nunca se habla de dictadura fascista. Y el régimen de Franco tuvo como parteras de su nacimiento a Hitler y Mussolini. Y durante 40 años tuvo un Caudillo-Führer-Duce y un partido único Falange-Nazi-Fascista. El concepto Dictadura Franquista convierte a Franco en un tipo cuya ideología era él mismo. Nunca oigo hablar de dictadura mussoliniana o hitleriana. Y cuidado, cada régimen, tuvo sus especificidades, sus contextos históricos y sus demonios particulares. Pero los tres, más allá de la longevidad extra de la tiranía española y su participación de refilón (exclusivamente en el frente ruso mediante la División Azul) en la 2ª Guerra Mundial, fueron regímenes fascistas. 
En esas estamos. A 40 años de los últimos fusilamientos, sigue sin transmitirse al conjunto de la población, ni en los centros de enseñanza, ni por los grandes medios de comunicación hispanos, que este estado, aunque mucha gente lo ignore, es el que más tiempo sufrió el yugo (y las flechas) de la barbarie fascista.

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