jueves, 17 de septiembre de 2015

El hereje y el emperador

Los diputados de los honorables partidos nodriza de los gurtelianos del centro y los eresitas del sur, con el añadido de algún diputado de cuerpo presente de ese ectoplasma que responde al nombre de UPyD, han decidido entregar al fuego purificador al herético representante de Amaiur Sabino Cuadra, que ha osado, en el púlpito del "templo de la democracia" (en lenguaje de cursis embaucadores), arrancar airado, sin la levedad del que desgrana su duda amorosa con una margarita, algunas hojas del sagrado libro de la Constitución Española, donde conviven la palabra revelada, que nombra lo trascendente, lo inalterable eon tras eon (léase la nación española), con la palabra burlada (derechos básicos incumplidos o laminados en la práctica).
El abertzale de izquierdas Sabino Cuadra debería arder entre las llamas de la ley mordaza sin esperar a que, por mor de la justicia divina y unitaria, se vaya derechito al infierno en cuyas lenguas de fuego va a tostarse por toda la eternidad, si la tuviera, su alma separatista. Allí purgará su pecado mortal irredimible junto a los Junqueras, los Oteguis, los Mases y los cuperos como David Fernández, el renegado charnego de origen castellano-leonés. Todos, juntitos para siempre, sin derecho a decidir, en una babel inversa de lenguas subalternas.
En las antípodas del aquelarre separatista, el reyezuelo seráfico acude a la morada, blanco celestial, del emperador, que lo sienta a su diestra y declara, en un plural que me pregunto si será mayestático o inclusivo con el actor secundario que le mira arrobado: "Queremos una España fuerte y unida".
Curioso. No dice que quiere una España próspera, solidaria, y donde impere la justicia social. Covendrán conmigo en que el término fuerte puede ser bastante equívoco e inquietante. Con Franco, el abuelo político del actor secundario, España, como ente estatal nacido de un golpe de estado derivado en guerra de exterminio, fue muy contundente... con sus habitantes. Y la unidad, de destino en lo universal por supuesto, era férrea. 
Pero, siendo esperables, lo más repugnante fueron las babas de los peperos, embadurnando la mano del amo por seis míseras palabras tan rebosantes de simpleza como carentes de compromiso. Caso aparte es el ínfimo Pedro Sánchez declarando, en un ejercicio de enorme talla intelectual, que lo señalado por Obama es el camino a seguir. Como casi siempre sirve más para la compasión que para el sarcasmo. La involución del PSOE en cuanto a la calidad de sus dirigentes es llamativa. Observando que de Felipe González han llegado a Pedro Sánchez, aplicaría una frase que le he oído a ese españolazo atípico que es Pérez Reverte: "Más miedo me da un imbécil que un malvado".





No hay comentarios:

Publicar un comentario