domingo, 4 de octubre de 2015

Antonio Baños y Pablo Iglesias: dos mensajes desde la izquierda

"Pregunta: En un momento en que nuevas formaciones abominan del lenguaje clásico de la izquierda, la CUP habla abiertamente de lucha de clases y reivindica el comunismo y el anarquismo.

A.B.:En una entrevista en una revista moderna, Playground, me decía que hablamos de ideología a la gente joven, cuando ya no tienen ideología y me lo vendía como un mérito que estuvieran desideologizados. Y al final lo que dije fue el titular: pues igual el hecho de que cobréis menos que vuestros padres es porque no tenéis ideología. No tener ideología hace que cuando te contratan por cinco euros a la hora durante una semana digas 'qué suerte, tengo un curro', en cambio si tienes ideología montas un sindicato e intentas acabar con esta explotación".
(Respuesta de Antonio Baños, líder de la CUP, en una entrevista concedida al diario Público el 2 de octubre)

"Sí, soy marxista. Y es un día importante para los marxistas: 125 años del nacimiento de Groucho Marx".
(Tuit de Pablo Iglesias, líder de Podemos, el 2 de octubre)

Primero accedí a la entrevista de Baños y reconozco que este fragmento me pareció revelador de la tragedia de lo que vulgarmente llamamos izquierda: renegar del tronco común del cuál han salido las diferentes ramas: socialistas, comunistas y anarquistas. Y ese tronco, ese fundamento que sostiene cualquiera de los discursos que se consideren de izquierdas, es la lucha de clases, el odio radical a la explotación, a que una minoría se enriquezca a costa de la gran mayoría. El ejemplo que pone Baños es demoledor y cotidiano: llevan a muchas personas a condiciones laborales decimonónicas (escasos sueldos, largas jornadas, precariedad masiva) y, como son "privilegiados" que abandonan el paro, se sienten contentos pues vienen del terror y les han estado machacando con las ideas de la derecha, ante la pasividad y el entreguismo de una izquierda que ha alentado el mito de las clases medias. Mito que la crisis ha barrido llevando a la realidad del submileurismo a millones de personas. La izquierda, con su dimisión ideológica, ha renunciado a lo más importante y complicado, a sembrar conciencia, a enseñar que la historia del ser humano, en toda su diversidad y con mil matices, es una lucha constante de oprimidos contra opresores, de los detentadores de las riquezas contra los poseedores de su fuerza de trabajo. Y, por supuesto, nada más comprensible que la alegría personal, el alivio, aunque sea temporal, de quién abandona, con el alto precio del salario bajo, la ciénaga del desempleo. Pero esa alegría nunca le puede quitar terreno a la rabia que surge de la conciencia de clase, a la lucha contra lo que no tiene la inalterabilidad de una ley física: la guerra de rapiña, ese saqueo continuo y organizado llamado capitalismo, que hace que un 1% de la humanidad (algo inédito en la historia) posea la mitad de la riqueza del planeta.
Después, cuando llevaba un rato rumiando las palabras de Baños, accedí al Tuit de Pablo Iglesias. No le doy más importancia que la que tiene: una humorada bastante recurrente en los últimos 20 ó 30 años entre ciertos sectores de la izquierda que consideran superado, devorado por el ansiado, por las clases dominantes, crepúsculo de las ideologías, al antiguo y plomizo don Carlos, un tipo que con don Federico conmovió el siglo XIX y creó avenidas para el pensamiento y la lucha por la igualdad de los seres humanos. Esos mismos sectores convierten a don Groucho, incansable escrutador (en sus películas) de damas con excedente de inocencia y peso, alumbrado, indudablemente, por la chispa de un lenguaje ingenioso, en una burbujeante cima del pensamiento moderno. 
Me pareció muy curioso tener acceso, en el mismo día, desde el ámbito de lo que llamamos la izquierda, a un par de mensajes que, es mi percepción, siendo de dos personas que seguramente están de acuerdo en la crueldad del sistema capitalista, transmiten, esencialmente, ideas antagónicas. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario