domingo, 30 de julio de 2017

Vida laboral II

Yo era, destino en Marte,
el oficinista de la granja,
el autómata antigualla 
al que dar cuerda cada mañana,
pero se me cruzó 
una idea,
y como el tonto 
tras la cometa,
como aquél al que le susurran al oído
las esencias del mundo,
en veloz cabalgadura bifronte
que nunca se mueve,
la perseguí
con tanta desidia
como empeño.

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